Testimonios

El cielo azul sobre la tierra
las nubes blancas se levantan hacia el cielo
la vida es sólo el sueño de una mariposa
la muerte el camino hacia la vida eterna

Haiku

Si ya has participado o estás participando en un grupo Renacer te invitamos a enviar tu testimonio sobre la ayuda que éste te ha brindado para su publicación en esta página. También puedes enviar un mensaje amoroso y positivo a tu(s) hij@s que hable de cómo has crecido espiritualmente y de una actitud de afirmación a la vida, a pesar de todo. La extensión del texto no deberá ser mayor de media cuartilla y deberás enviarlo a través de apartado “Dudas, comentarios y testimonios” que se encuentra en la sección “Contacto, directorio y noticias”.

Carta de Eduardo para Luís

Hola soy Eduardo papá de Luis, cuando murió Luis la vida como la conocíamos dejó de existir. Su muerte fue un cataclismo que nos aplastó. Solo quedaba dolor, confusión, desesperanza, y muchas preguntas que no tenían respuesta…

¿Por qué a mí?, ¿por qué a nosotros?, ¿por qué a mi hijo?, ¿qué había hecho para merecer esto?

Empecé a buscar las respuestas a esas preguntas que tanto me dolían, pero no encontré ninguna…

En su lugar lo que encontré es que no era el único, miles de padres y madres sufren la pérdida de un hijo cada año en nuestro país y muchos de ellos se hacen las mismas preguntas y tampoco han encontrado ninguna respuesta…

Si Dios, el universo o la misma vida, se había llevado a mi hijo y a mí me había dejado vivo, aunque pedí a gritos desesperados cambiar su vida por la mía, y tampoco recibí ninguna respuesta, lo único que me quedaba entonces era tomar una decisión… O vivía una vida triste, sombría y llena de desesperanza, convirtiendo a mi amado hijo en mi verdugo por el resto de mi vida, o buscaba la manera de sanar el presente y construir un futuro, como homenaje a mi hijo y al gran amor que le tenía y le tengo.

También entendí que, al hundirme en mi dolor, olvidé el dolor de mi hija, la cual estaba sufriendo en solitario su propia pesadilla de manera doble, por un lado, veía a sus padres desmoronarse sin poder hacer nada, evitando llorar incluso, para no darnos más tristezas; y por el otro, el dolor propio de haber perdido su compañero de juegos, su compañero de vida, su cómplice, su hermano.

Los familiares y amigos no saben ni qué decirnos ni cómo ayudarnos y frecuentemente dicen cosas que nos hieren, aunque con buena intención. A veces habrá un familiar o un amigo que sabrá acompañarnos en silencio y estará ahí para lo que necesitemos, sin embargo, con el tiempo él o ella, se tendrá que ir para continuar con su propia vida. Y finalmente nos quedaremos solos, para enfrentarnos a esta durísima realidad.

Así es que, si queríamos salir adelante y demostrar que el amor y la vida de nuestro hijo no iban a ser en vano, nosotros éramos los que teníamos que hacer algo.

Un hijo llega a la vida de sus padres a traer felicidad y no tristeza y dolor como lo que estaba viviendo con su partida.

Entendí que Luis seguiría siendo mi hijo y yo su padre hasta el último día de mi vida en este mundo, y que el amor entre nosotros podría ser la fuerza que nos sacaría adelante, a pesar de todo.

La muerte de un hijo no se supera y no merece sólo un duelo, merece una transformación que lleve a los padres desde la desesperanza hasta la plenitud a pesar de lo sucedido.

Decidí no tomar calmantes ni somníferos porque sabía que la única manera de trascender el gran dolor por la partida de mi hijo era atravesar consciente ese dolor, hasta aprender a vivir con ello.

También descubrí que más del 60% de los padres se divorcian después de haber perdido un hijo. A mi parece que esto sucede por dos razones principalmente: por la culpa que cada uno tiene, así como la que cree que tiene su cónyuge, lo cual ocasiona resentimientos, problemas, lo cuales llevan al distanciamiento y muchas veces a la ruptura definitiva.

Por otra parte, está el duelo de cada cónyuge, ningún duelo es igual a otro, cada uno vivirá su duelo como pueda, mientras uno llora el otro quizás necesite estar callado, mientras uno quiere estar solo en su casa y no ver a nadie, el otro necesite salir y estar activo, tal vez hasta platicar con alguien acerca de lo sucedido.

Estar consciente de estas diferencias, el respeto, la comprensión y tolerancia por el otro, es lo que nos ha ayudado a seguir juntos para salir adelante.

En Latinoamérica, a los hombres se nos enseña a no mostrar nuestros sentimientos y entre eso a no llorar, afortunadamente yo lo desaprendí y aprendí a llorar. He llorado a mi hijo intensamente. El llanto me ha ayudado a sanar, ha sido un gran aliado. Y aunque cada vez lloro menos frecuente, a veces vuelvo a llorar cuando así lo necesito. Seguiré llorando lo que sea necesario. Ahora lo veo como parte del homenaje que le brindo a mi hijo.

Por último, te quiero decir a ti que has perdido a tu hija o hijo, qué aún hay esperanza a pesar de todo, homenajeando la vida de tu hija o hijo con la tuya propia y honrando el gran amor entre ustedes, se requiere valor y trabajo, pero si es posible.

Mi esposa y yo lo estamos haciendo todos los días, quizá lo siguiente te resulte irrespetuoso o tonto, pero a veces hasta podemos volver a sonreír. Creemos que eso le gusta a nuestro hijo.

Nos reunimos periódicamente con padres y madres del grupo Renacer donde estamos aprendiendo a salir adelante, a pesar de la partida de nuestros hijos.

¿Qué hago con el amor que era para ti?

¿Qué hago con el amor que era para ti mi flaco? La simple pregunta me invita a la evasión porque es de las fibras más dolorosas de mi existencia, me duele pensarlo, es el asunto no resuelto, la conclusión no llegada, el proceso sin culminación, es la añoranza de lograr algo y a la vez saber que es un asunto de todos los días. Simplemente no encuentro la respuesta, no puedo abordar esa pregunta, ¿Cómo honro tu vida?

“En espera de volverte a ver, honraré tu vida con actos de vida y te recordaré no por lo que te llevaste, sino por lo que me dejaste”

Esta mente racional que quiere  cosas tangibles, respuestas cuantitativas o aunque sea cualitativas pero que sean medibles y eso me invita a pensar que la relación entre tú y yo ya no es medible, ya no es tangible, pero existe, sólo que no cabe en las palabras convencionales, no cabe en los estatutos conocidos ni en los diálogos preconcebidos, no cabe en ninguno de mis preceptos, no se percibe con los órganos de los sentidos, porque no te veo, no te escucho, no te siento, no te huelo, no te puedo besar…

 ¿Por qué me cuesta trabajo simplemente decir que existe?, existe porque lo tuyo y lo mío, lo nuestro tiene lazos que no ocupan palabras, que no tienen explicaciones, sencillamente “es sin ser…”

Aquí está mi flaco, aquí está tu amor… intacto, gigante, exponencial, aquí está todos los días cuando abro los ojos y cuando los cierro. 

Te lo doy en la emoción que siento al escuchar música clásica, al renombrarte por las veces que me hiciste reír, al correr como si nada me pesara, al empujar el agua con cada brazada, te lo doy cuando nado por placer, cuando le brindo lo mejor de mí a otra persona, te lo doy en la oscuridad con mi silencio, cuando nombro y reafirmo que exististe y transformaste mi vida desde que me elegiste como madre, cuando veo bailar y se me eriza la piel, cuando leo, cuando veo tus fotos, cuando me quedo sin aliento, cuando me despierto por la mañana sin fuerzas y decido ir a la búsqueda del nuevo día, cuando elijo seguir viviendo con intensidad a pesar de todo.

Y te hago el siguiente juramento mi flaco:

“Haré con el corazón y con pasión todo lo que se me ponga en frente, daré lo mejor de mí, me levantaré aunque el frío queme, cuando sienta que no puedo, me pararé… respiraré, meditaré, descansaré, pero seguiré, siempre seguiré, no le tendré miedo a las caídas, no le tendré miedo a extrañarte ni a tu ausencia física porque sabes algo te amo mucho y siempre te amaré y tu amor será la guía, la linterna para estar junto a ti”

“En espera de volverte a ver, honraré tu vida con actos de vida y te recordaré no por lo que te llevaste, sino por lo que me dejaste”

Con amor mamá

Verónica mamá de Santiago

SERÉ TUS OJOS

Mi Santiago, ¿Sabes?

Desde tu partida, me quedé con ganas de enseñarte muchos lugares, ir a acampar, a caminar sobre ríos, escalar una que otra montaña, conocer nuevos mares, nuevos lugares, nuevos parques… Me quedé con muchas ganas más de ti, de verte crecer, convertirte en todo un personaje, en mi personaje favorito. Sin embargo no fue así; ahora entiendo que la vida estaba así escrita, que el tiempo que estuviste aquí fue el preciso para saber, entender, analizar y disfrutar de una sola intención el amor incondicional. Lograste hacer de mí una mejor persona, con sus altas y bajas, que a decir verdad ni yo conocía.

Quiero que sepas que cada instante contigo fue increíble, leerte todas las mañanas uno de tus cuentos “El cocodrilo de la tina”, tomarme un café y tu un chocolatito caliente antes de entrar a tu kínder. Ir corriendo por las calles jugando a los carritos y narrándote una gran carrera que siempre ganabas tú.

A tu partida me han sucedido experiencias nuevas algunas buenas otras no tan buenas, he de confesarte que he comenzado a hacer actividades que nunca me imagine hacer, intento hacer cosas que me ayuden a sanar y encontrar mi paz interior.

Para serte sincero, he estado muchas veces en la lona llorando tu partida, he de confesarte que cada día es una loza muy difícil de cargar. Entre más pasa el tiempo más te extraño. Sin embargo todos los días hago mi mejor esfuerzo para salir adelante, déjame decirte que es difícil tu ausencia, otras veces sólo me consuela que en algún momento volveré a verte. Y confío que así será.

Si me lo permites de ahora en adelante yo seré tus ojos, te describiré cada detalle de cada rincón que no conociste mi niño, seré tu guía de lugares maravillosos, sé que estás en uno de ellos y si logro llegar a ese lugar donde estas, dame una señal para saber que llegué al lugar donde me reencontraré contigo.

Te amo con todo mi corazón hoy y siempre hasta donde la vida me dé.

 Gracias por tanto.

“To the infinity and beyond”

Iván papá de Santiago.

Ciudad de México, noviembre de 2017

Para Santiago

Querido hijo:

La vida después de ti ha sido realmente una aventura, hemos experimentado emociones que hasta el momento conocíamos en intensidades completamente diferentes, en particular, he experimentado: enojo, coraje, envidia, celos, rabia; me cuesta trabajo reconocer que la vida es así y que todo lo que podía vivir en carne y hueso a tu lado, ya lo viví, lo único que me quedan son tus recuerdos.

“Tu existencia me transformó y tu ausencia me sigue transformando” ¿Qué dejaste en mí? Sonrisas, carcajadas, anécdotas, experiencias únicas e irrepetibles; me enseñaste a soñar otra vez, a imaginar, a divertirme por las simplezas de la vida, a cuestionar, a pedir con todas mis fuerzas lo que quiero, a darle mayor peso a lo importante y no a lo urgente, me enseñaste la libertad: la libertad de bailar en el super si así lo quería, de correr por los pasillos, de saltar en la cama, de aprovechar cada momento, de dormir poco y vivir mucho, a ser auténtica y no quedar bien con las personas, me enseñaste a reírme por lo mismo muchas veces, a poner límites, a decir que no y saber que simplemente no pasa nada; me hiciste mamá hijo y eso significa que me hiciste ser la mejor versión de mi misma, me enseñaste el amor incondicional.

A tu partida me he quedado rota mi amor, una parte de mí se murió contigo, añoro mucho tus brazos, tus risas y berrinches, tu voz gritándome mami con voz chiqueada; a veces siento que fuiste un sueño, otras veces te recuerdo tan claramente que siento que si abro los ojos estarás ahí.

Mis amigos y compañeros de dolor (grupo Renacer) dicen que hay que transformarse, transcender y aún me cuesta trabajo entender qué significa eso, pero lo que sí sé, es que debo aceptar lo mucho que te amo y que tu partida me ha dejado vacía, con mucho dolor y creo que aceptando eso podré aspirar trascender o transformarme, a lo que se habla en el grupo: honrarte, homenajearte, agradecerte, ofrecerte… mi vida, mi existencia, mis fracasos, mis logros, mi trascendencia, aprender a transitar por la vida sabiéndote a mi lado; aunque he de serte sincera, no sé si crecerás a mi lado o siempre te recordaré chiquito; leo cosas que dicen –mi hijo creció a mi lado, la verdad, yo no sé qué vaya a pasar contigo y conmigo, pero de algo debes estar seguro hijo, aquí están los brazos de tu mamá y mi amor por ti sigue intacto; te confieso que lo había tapado  un poco porque tenía que sobrevivir, pero ahora que me doy cuenta que el resto de mi vida por la tierra será sin tu presencia física, ¡más me vale hacer que valga la pena!, que sienta este amor gigante y permanente por ti, aunque venga acompañado de un dolor igual de grande.

Te dejo amor, hijo mío, mi niño, mi flaco, mi compañero de baile… voy a dar una plática, a entregar pasión en mi profesión; gracias por ayudarme a ser la que soy hoy y por ponerme un reto todos los días que me obliga a decir “SI A LA VIDA A PESAR DE TODO”.

Tu mamá, que sigue de pie y seguirá aunque a veces la veas llorar sin control.

Ciudad de México, mayo de 2017

Verónica mamá de Santiago

Dedicado a Monse

 

En el principio era el caos:

 

¿Quién envenena las palabras?

¿Quién truca el dado del parchís?

¿Quién me asesina por la espalda?

¿Quién llora si me ve reír?

 

¿Quién me ha encerrado en la oficina?

¿Quién me ha quitado las ganas de vivir?

¿Quién ha hecho del dolor una rutina?

¿Quién coño me ha robado el mes de abril?

 

(Joaquín Sabina, intro de la canción “quien me ha robado el mes de abril”, modificada)

 

Vivíamos como en un sueño, una vida de ensueño, todo era perfecto, y mejor todavía durante los 21 años de nuestra querida Monse, que se desempeñaba como buena hija, buena estudiante, buena nieta, buena sobrina, buena prima, buena amiga, etc.  (del novio, prefiero no hablar). Con un ego elevado en este estado de perfección, mi narcisismo me hacía verme en el espejo y preguntar “espejito, espejito, quién es el más bonito entre el reino de los poblanos y los chilangos?” y el espejito siempre contestaba “tú mi rey, pinche oaxaqueño porque no eres ni poblano ni chilango”. “Respuesta satisfactoria” decía mi soberbia. Pero… no fuimos felices para siempre.

 

De pronto un día como hoy, pero de 2013, la muerte llamó a nuestras vidas y nos despertó de nuestro hermoso sueño, sentí los sonidos fuertes con que inicia la quinta sinfonía de Beethoven, así llegó nuestro destino. La muerte, sin nuestro permiso, se llevó a nuestra hija, con lo que perdimos la vida más importante de nuestras vidas y nos quedamos a la deriva.

 

Sólo hasta ahora recobré la consciencia de varias pérdidas iguales y muy cercanas a mí en las cuales  estuve ausente, porque no entendí y no supe cómo actuar: mi mamá perdió un hijo, cuando tenía 32 años (yo tenía 9), mi hermana mayor, Lucía perdió su primer bebé a los 28 años, por un mal manejo de parto, mi cuñada Alicia y su esposo Luis perdieron su primera hija, Marijó a los siete meses de edad, situación en la cual, la única persona de nuestra familia, con solo 10 años de edad, que se acercó a Alicia fue precisamente Monse y siguió preocupada por mucho tiempo “tenemos que apoyar a mi tía Alice” le escribió un día a Paty, como para que quedara más firme la preocupación, pero de nosotros los adultos ni nuestras luces. Y, aunque muy tarde, también me llegó a la conciencia que en el accidente en el que falleció Monse, también falleció un amigo y compañero de la escuela, Humberto un joven con mucho ángel y muy querido por toda la gente que lo rodeaba.

 

Tenía que pasar una tragedia para entender la naturaleza espiritual que tenemos los seres humanos. Cambió nuestra vida, cambió nuestra visión del mundo, cambió la relación con nuestra familia y con nuestros amigos; pero además, empezamos a conocer gente maravillosa: conocimos a los amigos de Monse, entre los que encontramos músicos, poetas y locos, todos con un gran corazón; conocimos al Grupo Renacer, formados por padres que han perdido hijos, de quienes hemos recibido ayuda, enseñanzas y amor que han funcionado como bálsamos sanadores para nuestras almas; y en este camino de renacimiento, a los últimos ángeles que conocimos son Yvonne Alejandra, Mara, y el maestro José Luis Torices, quienes hoy compartirán con nosotros sus experiencias y mensajes  de amor y paz, literalmente. Hemos tenido la suerte de abrir las puertas de todos los corazones que tocamos, sin necesidad de abrir la cartera; en fin, para nosotros el dinero ha dejado de ser el único dios verdadero.

 

Por otro lado, empecé a ver la figura de Monse de manera agigantada, como diversificada en otras personas de ambos géneros, de edades muy variadas, desde bebés hasta  jóvenes  veinteañeros; en suma, buscando a Monse, empecé a ver a la gente de otra manera, independientemente de la naturaleza de cada quien, sin juzgar, sin cuestionar, sin interés material, etc. Dispuesto a dar, ahora sí, sin esperar nada a cambio.

 

No sé  cómo tiene que ser, pero lo que sí sé es que tanto Paty como yo, no queremos quedarnos en un estado de sufrimiento eterno, queremos trascender y aprender a vivir sin la vida que perdimos, sin Monse. Ahora sí, me quedan perfectamente claras las palabras de Nico en nuestra primera sesión que tuvimos con el grupo “han llegado al lugar adecuado”, porque precisamente ahí empezó nuestro renacimiento.

 

Y, aunque nos cueste trabajo, queremos pasar:

 

Del amor egoísta, al amor incondicional

Del sufrimiento, a la búsqueda de paz,

Del dolor, al valor

De lo material, a lo espiritual

Del pedir, al dar

De la soberbia a la humildad

De los gritos de auxilio, a la disposición de ayudar

Del egoísmo al compartir

 

Porque como dice César Lozano, al finalizar su programa de radio Por el placer de vivir: “Y recuerda, no es lo que te pasa sino como reaccionas a lo que te pasa”.

 

Y, porque además, tengo que entender y aprovechar las lecciones que Monse me dejó, tanto con su vida como con su muerte, aunque debo reconocer que es muy difícil entender todos los mensajes. Por ejemplo, varias veces me dijo “Pa’ eres inteligente, pero no eres listo”, mensaje que sigo tratando de descifrar y no he podido entender qué quiso decir Monse, lo que sí me queda claro es que mi hija es algo muy superior a mi escasa inteligencia, porque a mí hoy, sólo se me ocurrió decir esto.

 

Queridas familias consanguínea, política y de Renacer, así como nuestros amigos, todos presentes en nuestro proceso de duelo durante estos tres años, muchas gracias por acompañarnos a este modesto homenaje a nuestra gran Monse, esta vez en unión con Marijó y con Humberto. Lo hicimos con la intención de dar un poco de todo lo que hemos recibido de todos. Muchas gracias.

 

Por último, creo que Monse me puso un mensaje en la selva del internet, pues se me apareció de repente, en un vil comercial:

 

“No llores por mí, no es el final,

es un comienzo eterno,

ahora mi esencia revolotea en el aire

como la mariposa…soy libre, soy feliz

y estaré contigo siempre que me recuerdes”

 

Ciudad de México, a 24 de abril de 2016.

Miguel papá de Monse

 

El riesgo de amar

Creo que las mamás y papás de Renacer sabemos por experiencia propia que el amor resulta dolorosamente caro pues al amar estamos expuestos al dolor en la misma medida en que amamos. Como dijo Gibrán:

... así como el amor os corona, así os crucifica.
Así como os acrece, así os poda.
Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra...

No obstante, gracias a la experimentación del amor, podemos, dice el poeta, conocer los secretos de nuestro corazón y convertirnos, por ese conocimiento, en un fragmento del corazón de la Vida.
Ciertamente, quienes hemos perdido a nuestras hijas o hijos estamos pagando de la forma más cara el precio de amar, pero elegimos amar y no escapar por miedo:

Hacia un mundo sin primaveras donde reiréis, pero no con toda vuestra risa, y lloraréis, pero no con todas vuestras lágrimas.

Creo que la partida de nuestras hijas e hijos nos ha enseñado más de nosotros mismos, de la vida y ahora somos capaces de llorar con todas nuestras lágrimas.

Rosi, mamá de Inti e Ireri

De los papás de Dorian

Para los padres, como nosotros, la muerte de un hijo es algo tan doloroso, que perdemos el sentido de la vida, creemos que no lo soportaremos. Nuestra vida cae en un total desequilibrio. No sabemos cómo enfrentar esta pérdida.

En nuestro caso, la inesperada partida de nuestro querido hijo único Dorian, a la edad de 11 años, nos enfrentó cara a cara con la muerte, dejándonos en un estado de shock inicial y de total incertidumbre sobre el futuro… ¿Cómo enfrentar la vida sin nuestro hijo, sin nuestra razón de vivir?

En nuestra búsqueda de respuestas y ayuda llegamos a Renacer, lo cual fue como una luz ante una inmensa oscuridad. Ahí nos recibieron con cariño y comprensión y nos dimos cuenta de que nos somos los únicos que pasaban por tan dolorosa experiencia. En Renacer encontramos un espacio abierto para expresar lo que sentíamos, para hablar con quienes de verdad nos entendían.

Ahora sabemos que no estamos solos, que podemos compartir experiencias y sentimientos muy similares a los de los otros padres. Descubrimos que aunque el camino es largo y doloroso, se puede vivir nuevamente, que el recuerdo y el amor por nuestros hijos nos impulsa a caminar juntos de la mano y comprendemos que con una actitud positiva se puede Renacer, y decir:“Sí a la vida a pesar de todo”

Testimonio de Rosario Alfaro y Nicolás Villegas
Miembros de Renacer Cd. de México

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Luz María, mamá de Pastor

Hoy me encuentro en este Grupo Renacer el cual creo y espero me pueda ayudar a caminar con este dolor tan grande de no estar con mi adorado hijo, lo más querido, Pastor, Maestro en cómo enfrentar la vida con un problema tan grande y grave que lo llevó a no estar más conmigo.
El compartir con este Grupo me da esperanza de que si no puedo pronto salir de este abatimiento, por lo menos sentirme acompañada hasta entender “para qué” estoy sobreviviendo sin el ser más querido MI HIJO; por qué YO estoy aquí y no ÉL que tenía tantos deseos de vivir, lleno de proyectos y con un AMOR inmenso a la vida.
El saber que no estoy sola en este caminar por mi existencia sin lo más ADORADO quizá pueda hacer menos mi carga.
Gracias por existir y espero seguir viniendo.

Luz María mamá de Pastor

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De la mamá de Andrés

El hecho de asistir al grupo me hace que piense más en mi hijo Andrés, lo siento más presente y cercano a mí.

En el grupo me siento bien porque hay gente que me comprende, que ha pasado por lo mismo, porque se habla con sinceridad, con la necesidad de sacar la tristeza, el coraje, la frustración; buscando la ayuda, el apoyo, el consejo, el tiempo. Me siento como si fuera mi casa.

Cada sesión es diferente, o hay películas, o conferencias o simplemente hablamos y compartimos nuestros sentimientos.

Gracias porque existe este grupo y por su gran apoyo. Sí a la vida a pesar de todo.

Graciela, mamá de Andrés

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Del papá de Diego Josúe

Desde la pérdida de Diego Josué mi vida cambió. El encontrar al grupo Renacer me ha dado muchos cosas en que pensar y el cómo actuar. Tan solo recuerdo una frase que me ayudó y es: “¿Qué le voy a llevar a mi hijo cuando esté con él? “y esta pregunta me ayuda cuando estoy triste o lo recuerdo y me hace levantarme de la situación en la que estoy.

A raíz de esto, mi vida está dando un giro en el cual le agradezco al grupo por escucharme y comprenderme, ya que pensaba que me había pasado lo peor en la vida, pero recuerdo que Diego Josué no nos abandona sino tan solo se hizo ausente físicamente, ya que espiritualmente está con nosotros. En resumen estoy contento de estar en este grupo ya que me ha dado muchas alternativas de pensamiento y sobre todo una gran enseñanza, pero sobre todo la frase que me motiva seguir día a día. Quiero agradecer a Diego Josué por unir a sus padres por este medio, la verdad sería un cuento de nunca acabar porque no sé hasta donde llegue mi fin pero le agradezco al grupo por la ayuda y los brazos con los que te reciben

Elías Josué papá de Diego Josué

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GRACIAS POR HABER VIVIDO

EN MEMORIA DE RODRIGO SANDOVAL LOPEZ (6 Feb. 1989 – 10 de Feb. 2006)

Cómo imaginar que un niño tan sano, tan fuerte, tan carismático, responsable, disciplinado, inteligente, paciente, guapo……renegón….iba a concluir su Misión terrenal en tan sólo 17 años……. sólo diez días bastaron para despedirse de esta vida, tres días de análisis y estudios, y el diagnóstico tán increíble, catastrófico LEUCEMIA MIELOBLASTICA M2, lo máximo que le queda de vida son 2 años!!!!….. dormido le llegó la hemorragia cerebral y permaneció siete días con muerte cerebral… me producía un dolor tan inmenso verlo así, todo en mi era dolor, un dolor del alma, que tan frágil es la vida…..se nos va como un suspiro…. Impensable que uno de mis hijos muriera antes que yo…….

Brusco despertar a la realidad…. Mi Rodri ya no está!!!!.....físicamente. Su cama sin deshacer, su ropa sin movimiento, su lugar vacío en la mesa, su mochila intacta, todo me recuerda su ausencia; el dolor en su más pura expresión; algo dentro de mi se rompió en mil pedazos. Con su muerte no sólo murieron las ilusiones que tenía en él, sino que también una parte de mi, yo ya nunca sería la misma; mi pensamiento sólo estaba conectado con el hijo que se había ido. Me sentía pérdida entre dos caminos, uno que conducía a seguir adelante, a sobrevivir, a construir una vida nueva y el otro que me instaba a quedarme bloqueada en los recuerdos tristes, en el dolor, en la depresión, en el sufrimiento.

Decidí dejarme llevar y enfrentar el dolor, el tiempo que fuera necesario; decir SI….a la VIDA. Tengo tiempos de tristeza, nostalgia, melancolía, desánimo,,,,.y de pronto algo sucede mágicamente que vuelvo a tener energía para vivir con entusiasmo Fé y Esperanza, siento el gozo de estar viva, pienso que son Dios y Rodrigo, quienes actúan en mí.

Estoy segura de que Rodri, se elevó por encima de su dolor, para ayudarnos a ser mejores personas, para REFLEXIONAR que todo en esta vida es prestado, que todo se devalúa, que todo es tan efímero…. Que lo único que trasciende son los valores humanos profundos: DIOS, la Familia, los Amigos, la belleza, la verdad, el AMOR…… Detengámonos un momento y atrevámonos a echar un vistazo a nuestro corazón, para darnos cuenta de cuentas BENDICIONES hemos recibido, cuantos momentos de paz y armonía en familia, cuantos años de SALUD…..que, HOY veamos la belleza del día, veamos con ojos renovados lo que nos rodea, démonos tiempo para disfrutar de la nubes, del cantar de los pájaros…. Que tanta belleza nos aportan, tiempo para darnos a los demás; porque si él no se quejó, no renegó, no se rebeló, no lloró; yo tengo que sobreponerme a mis lágrimas y compartir lo que he aprendido tengo que demostrar que él ha sido y es un “GRAN MAESTRO”, sacar el dolor y transformarlo en algo positivo, buscar un modo de canalizarlo encontrando al mismo tiempo un nuevo sentido a mi vida. Sabiendo lo que es el sufrimiento, ayudar a sobrellevarlo a quién lo padece… fortaleciendo al Grupo de Padres en Duelo, sólo “DANDONOS, RECIBIMOS”.

La muerte acaba con la vida física, es cierto, pero nunca acabará con el AMOR que nos une, con la relación que tuvimos; va más allá del tiempo y el espacio.; sus cualidades jamás cambian, su ALMA sigue viviendo en el más allá, pero sobre todo sigue viviendo en los corazones de todos aquellos que alguna vez compartieron parte de su vida.
En la Fé y en la lectura, encontré el refugio y el consuelo, sin Dios en mi corazón no habría podido soportar mi dolor, él me da la fuerza y el valor; la muerte de un Hijo nunca se supera, se aprende a vivir con la ausencia física, con el dolor y, sólo me sostiene el Amor a mis otros hijos y la Esperanza de un nuevo amanecer al lado de mi querido hijo Rodrigo.

Mi Rodri….no puedo dejar de pensar en tí, estoy consciente de lo irreversible; quisiera que todo mundo se enterara que pasaste por está Vida Terrenal, que eres un ser muy especial y que no debes ser olvidado; me enseñaste el maravilloso milagro de la Vida y la fragilidad que encierra, recuerdo los momentos felices que vivimos, fué una BENDICION y una extraordinaria experiencia el SER MI HIJO, me diste muchas alegrías y me dejaste grandes enseñanzas, hasta el último momento, en la adversidad fuiste un GUERRERO digno de admiración, por tu valentía, tu serenidad, tu ecuanimidad, tu madurez, tu sentido del humor, tu respeto, tu paciencia. Eres mi Maestro, mi guía, mi ángel de la guarda, mi compañía constante, eres Luz en mi camino. TE AMO, Recibe mis abrazos y Besos, muchos…pero muchos eh!. Descansa en Paz mi Niño…….GRACIAS POR HABER VIVIDO…..Tú Orgullosa Mamá.

Juanita López Aguirre. Feb. 2007

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Dedicado a Ednita de su mamá Rosalía

La muerte súbita como fue el caso de mi hija, no la entiendes, te enojas con tu hija, te enojas con Dios, te enojas contigo misma como madre y si, sientes que es un castigo inmerecido, porque eres una buena persona o por lo menos eso crees. La muerte de una hija/hijo no es un castigo, tuvimos como padres la dicha de haber convivido con ellos el tiempo que tenían que estar con nosotros y en mi caso fue un tiempo maravilloso, que si tuviera que volver a pasar por lo mismo, lo aceptaría gustosa. La partida de mi hija me ha enseñado muchas cosas que antes no pensaba, tales como que no tienes el control de nada, de que la vida la tienes que vivir plenamente, con todo lo que venga, porque es muy cierto, la vida es como una caja de chocolates, nunca sabes qué te va a tocar y por más amargo que sea el sabor, lo tienes que degustar, porque solo así creces y aprendes. Es la actitud que quieras tener ante la pérdida del ser más amado por una madre y por un padre, como lo son sus hijos, lo que en verdad los honrará. Así también mi hija me enseñaba cosas que hasta ahora comprendo, porque si, definitivamente fue mi maestra y en honor a ella, como se lo daba en vida, se merece todo mi amor, todo mi agradecimiento y el mejor tributo que le pueda rendir hasta volvernos a reencontrar.

Todos y cada uno de los padres que pertenecemos a este Grupo y al que nunca hubiéramos querido llegar, pero que estoy cierta que mi hija me guió para encontrar y poder soportar tanto dolor, me han hecho pensar y sentir como ahora lo hago, porque todos me aportan algo, en cada reunión, en cada comentario, en cada abrazo, en cada llanto y en cada sonrisa.

Ednita, te amo y te seguiré extrañando
hasta el día que tenga la dicha de volverte a ver.

(23 de Julio 1982 - 23 de Abril 2008).

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Ofrenda para Inti e Ireri

Más allá de estos muros, de estas tierras

Espero que escuchen esta música

Que perciban el aroma de estas flores silvestres que Dios sembró para ustedes

Espero contemplen estos valles y montañas como yo los veo desde aquí

Y también espero que tapen sus oídos cuando me enojo con el mundo y reclamo

Solamente lo más sutil es para ustedes en este instante en que respiro y no las olvido...

Su tía Citlali

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A tres años de la partida de mí querido hijo

Quiero decirles que ya lo entendí, que nadie se va ni un minuto antes, ni uno después del momento que tenía marcado, que todos vinimos a cumplir una misión y al terminar esta tenemos que regresar a casa. Que ya aprendí que, a mi amado hijito no lo volveré a ver en este plano pero que ahora lo veo con los ojos del alma.

Que me duele y me dolerá como desde el primer instante en que lo encontré sin vida.

Sin embargo esta muerte que me hace derramar tantas lágrimas me advierte que también llegara mi hora y debo de aligerar mi equipaje.

Quiero agradecer a la vida por lo que me dio y me sigue dando.

A dos familias, la de sangre y a mi nueva familia Renacer, a mis amigos.

Agradezco a mis familiares y amigos por tratar de entender lo que no pueden entender, y que por supuesto no les deseo, si alguna vez les di una mala contestación les ofrezco una disculpa.

Gracias a mi familia Renacer, a mis hermanos de dolor, quienes a pesar de la terrible pérdida de sus hijos me ofrecieron sus brazos para ayudarme a caminar por este largo y sinuoso camino del duelo, por enseñarme que el amor es más fuerte que el dolor, ese amor incondicional que perdura más allá de la muerte , un grupo de acompañamiento y aprendizaje, que contra lo que se pudiera pensar, no nos reunimos para llorar, nos reunimos para hacer de nuestros hijos esa luz que crece en nuestro corazón y se expande en nuestras vidas llenándolas de esa luz ,para rendirles un homenaje a nuestros hijos, Gracias por querer a mi hijo tanto como yo quiero a los suyos a través de los recuerdos que compartimos, y quiénes ya forman parte de mi vida y mi recuperación.

Con todo mi amor… tú mamá.

Lilia Montante Castro (orgullosa mamá de Marquin) 22dic2010

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